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Así domina Jude Bellingham el territorio más allá del minuto 80 | Fútbol | Deportes


Jude Bellingham estaba el martes respondiendo preguntas en TNT Sports, todavía sobre la hierba del Etihad, cuando el exfutbolista Rio Ferdinand se detuvo, asombrado: “¿Pero cuántos años tienes, hermano? Dime cuántos años tienes”. El jugador del Real Madrid se reía: “20″. Su madurez no solo resulta impactante cuando habla, sino que sorprendió en Valdebebas desde sus primeras sesiones de trabajo, y es el factor al que Carlo Ancelotti ha atribuido su rara adaptación al instante. Nunca antes un futbolista extranjero había provocado tal impacto en el Madrid tan pronto y tan joven.

Su incidencia en el clásico del domingo, con el gol que terminó por encarrilar el título de Liga en el minuto 91 (3-2), resumió dos de sus atributos más llamativos, por su edad y su condición de recién llegado a un club gigantesco: ambición inconformista y dominio de los momentos más resbaladizos.

El inglés, que este lunes ganó el Premio Revelación del Año Laureus, ya había mostrado en Montjuïc destreza para manejarse en los instantes terminales. Ganó el clásico de la primera vuelta con un gol en el 92 (1-2). Es el quinto futbolista de Europa que resulta más determinante después del minuto 80, según Opta.

En ese tramo final suma esta temporada ocho contribuciones al gol (asistencia o gol), cinco en la Liga y tres en la Champions. Por delante, solo se sitúan Mohamed Salah, que ha jugado la Europa League con el Liverpool, y Mathys Tel, del Bayern, con 10; y Harry Kane y Kylian Mbappé, con 9.

Este instinto límite de Bellingham que abrochó la Liga el domingo resultó fundamental al principio del campeonato. Ya desde el 25 de agosto, en la tercera jornada en Balaídos. El Madrid no conseguía deshacer el empate ni con un penalti de Rodrygo, que detuvo el portero. Pero Bellingham acabó cabeceando en el 81 el gol de la victoria (0-1). La jornada siguiente, bajo el techo recién estrenado del Bernabéu, apareció aún más al límite: anotó el 2-1 en el 95.

Sus 17 goles en la Liga no solo son un botín inesperado por su trayectoria como centrocampista, sino que le convierten en el jugador del campeonato que más puntos ha dado a su equipo junto a Robert Lewandowski y Borja Mayoral, ambos nueves clásicos. Sus tantos le han servido al Madrid para sumar 14 puntos, al cambiar el marcador de derrota a empate o de empate a victoria.

También ha dominado este registro en la Champions, desde la primera jornada, cuando anotó el 1-0 contra el Union Berlin en el minuto 94. Carlo Ancelotti se refirió al manejo de los finales del inglés después de otro partido Europeo, la victoria en el Bernabéu contra el Nápoles (4-2): “Parecía muy cansado a mitad de la segunda parte, pero se ha tomado 10 minutos para recuperarse, y en los últimos 15 ha marcado la diferencia”. El encuentro llegó 2-2 hasta el 84, cuando Nico Paz marcó el tercero. Bellingham no se detuvo ahí: en el 94 asistió a Joselu para el 4-2 final.

El domingo en el clásico tampoco se dio por satisfecho cuando Lucas Vázquez encontró el 2-2. El empate le servía bastante al Madrid para mantener su ventaja de ocho puntos respecto del Barcelona cuando solo restan 18 en juego en las últimas seis jornadas de Liga. “Para nosotros, un empate no era malo”, explicó Ancelotti. “Cuando hemos empatado, ellos han intentado meter muchos jugadores enfrente perdiendo equilibrio. Teníamos transiciones bastante sencillas, y en una hemos marcado el 3-2″.

El de Bellingham, empeñado en seguir empujando. Ubicado en la mediapunta iba señalando adonde debía ir el siguiente pase para acercarse a Ter Stegen. Celebró una falta de Fermín cerca del área en el 86 y trató de agitar al público. Y en la jugada de su gol, cuando Lucas avanzaba por la derecha y él aún no había entrado en el área, ya levantaba el brazo mientras avanzaba hacia el punto donde esperaba que cayera el balón; donde le acabó cayendo.

En el clásico, les salió bien ir más allá de lo imprescindible. Otras veces, como en los octavos de final de la Copa en el Metropolitano, les condenó el entusiasmo. Joselu empató en el 82 (2-2), y el Madrid siguió. “Perdimos el partido cuando arriesgamos”, se lamentó Ancelotti por el 4-2 en la prórroga. “Se trató de un pecado de juventud. Tenemos jóvenes con una calidad extraordinaria que lo intentan y nos permiten ganar partidos. Pero, a veces, forzar una jugada no es necesario. Perdimos balones que nos han castigado. Lo podíamos haber hecho mejor con el empate”. Pero así acabó el joven Bellingham con el Barça y con la Liga.

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