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La conexión húngara de Vox: Orbán elige España como puente para América Latina | España



“No están ustedes solos, a su lado está esa internacional ultraderechista, que tiene a un primer ministro de Hungría, el señor [Víktor] Orbán, a la cabeza”, le espetó Pedro Sánchez a Santiago Abascal el pasado día 10 en el Congreso. A continuación, reprochó al líder de Vox que no criticase la actitud de su aliado húngaro, principal obstáculo a las medidas de la UE contra Putin por la invasión de Ucrania, y, en un tono inusualmente duro con un gobernante europeo en ejercicio, añadió: “El señor Orbán, el mismo que financia estudios, si se le puede llamar así, con este sugerente título: ‘Cómo se apoderó la ideología LGTBI de la UE’. Ya ve usted el nivel, somos todos víctimas del lobby gay”.

El estudio al que aludía Sánchez —en realidad, un folleto de 28 páginas que acusa a las instituciones europeas de “tratar de perturbar y polarizar” a los socios del centro y el Este de Europa imponiéndoles el respeto a los derechos de las minorías sexuales— ha sido publicado por el Mathias Cornivus Collegium (MCC). Se trata de un centro educativo privado de ideología ultraconservadora que imparte cursos extracurriculares con el objetivo de “fomentar el patriotismo y el respeto a la tradición”, según su carta de presentación. El Gobierno húngaro financia a MCC a través de empresas públicas de petróleo y medicamentos y el presidente de su patronato es Balázs Orbán, director político de la Oficina del primer ministro húngaro.

El vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, de Vox, impartió una conferencia en enero pasado en la sede del MCC de Budapest bajó el título: “España asediada: respuestas conservadoras al golpe de Estado”, en lal que tachó a Pedro Sánchez de “marioneta en manos de los burócratas de Bruselas”. Uno de los que compartieron mesa redonda con García-Gallardo fue el español Rodrigo Ballester, exfuncionario de la Comisión Europea y director del centro de estudios europeos del MCC, que simultanea este cargo con el de comisionado del Ministerio de Educación del Gobierno húngaro. Ballester está casado con una húngara dirigente de Fidesz-Unión Cívica Húngara, el partido de Orbán.

Otro contertulio de García-Gallardo en el acto de Budapest fue István Kovács, director estratégico del Centro por los Derechos Fundamentales, un think tank o laboratorio de ideas ultraconservador con sede en Budapest cuyo lema es “Dios, Patria, Familia”. Esta ONG acaba de abrir su primera delegación fuera de Hungría y el lugar elegido ha sido precisamente Madrid. A la inauguración, celebrada el pasado 20 de marzo en el lujoso hotel Palace de la capital española, asistió la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán, quien abogó por importar las políticas de Orbán “en defensa de la vida”; es decir, contra el aborto. En Hungría, las mujeres que quieran abortar están obligadas a escuchar el latido del feto, una medida que García-Gallardo intentó trasladar a Castilla y León, aunque alegando que sería voluntaria.

Fuentes próximas al think tank húngaro reconocen que la elección de España responde al papel de este país como puente con América Latina, donde la ola ultraconservadora está orillando a la derecha tradicional. En la presentación del centro húngaro en Madrid estuvieron también el expresidente colombiano Andrés Pastrana —presidente de la Internacional Democrática de Centro (IDC), de la que son vicepresidentes Orbán y el español Alberto Núñez Feijóo— y Jorge Martín Frías, director de Disenso, la fundación de Vox. Este último elogió la figura de Orbán y presentó a los países de América Latina como la “reserva de Occidente”, frente al avance de una supuesta izquierda radical. Este mismo viernes, representantes del Centro por los Derechos Fundamentales han participado en Madrid en un seminario inaugurado por Abascal y organizado por Disenso y The Heritage Foundation, la factoría ideológica del trumpismo.

El centro húngaro recién desembarcado en España es a su vez el anfitrión de la CEPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora) que se celebrará en Budapest el jueves y viernes de la semana próxima. La CEPAC se presenta como la gran plataforma del ala más derechista del Partido Republicano estadounidense que, manteniendo su sede original (la última edición se celebró en febrero en Washington y sirvió de escenario para el primer encuentro entre Abascal y Donald Trump), en los últimos años ha creado franquicias en Hungría, México, Brasil, Japón o Israel.

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La CEPAC húngara será inaugurada por Orbán y los dos invitados extranjeros más destacados por la organización son el holandés Geert Wilders, líder del ultraderechista Partido por la Libertad (PVV), ganador de las elecciones de noviembre pasado en Países Bajos; y Santiago Abascal, que viajará a Budapest tras conocer el resultado de las elecciones vascas del domingo. La relevancia que el primer ministro húngaro atribuye a su invitado español es prueba de la buena relación que existe entre ambos.

Orbán es el mejor aliado en Europa del expresidente Trump, quien lo invitó en marzo pasado a su residencia de Mar-a-Lago, en Florida. Sin embargo, el partido del primer ministro húngaro está más aislado que nunca en la UE debido a su cercanía a Putin. Cuando los diputados de Fidesz salieron del Grupo Popular en el Parlamento europeo se convirtieron en “no adscritos”, al no encontrar acomodo en ninguno de los dos grupos de ultraderecha: Identidad y Democracia (ID), liderado por la francesa Marine Le Pen; y ECR (Reformistas y Conservadores Europeos) de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. La presencia en el grupo de Le Pen de Alternativa para Alemania (AfD) y sus contactos con neonazis hacen muy difícil para Orbán sumarse a ellos, por lo que su única opción es ECR, el grupo donde también se sienta Vox. Según fuentes conocedoras de la negociación, Abascal, que el pasado martes viajó a Roma para reunirse con Meloni, está jugando un papel de mediador entre Orbán y la primera ministra italiana para que los eurodiputados del Fidesz puedan desembarcar en un grupo que, al contrario que en la anterior legislatura, ya no estará dominado por los polacos de Ley y Justicia, apeados del poder en Varsovia.

Si Orbán ha visto en Abascal su puente con América Latina y el grupo de Meloni, el español no oculta su admiración por el húngaro. Vox ha copiado de Orbán una propuesta de reforma fiscal que recorta en un 80% el impuesto a las familias numerosas con grandes fortunas. En cambio, deja sin ayudas a las familias numerosas cuyo umbral de ingresos sea tan bajo que no tengan que pagar IRPF. El sistema es muy diferente al implantado por los ultraconservadores polacos en 2019: una subvención mensual de 115 euros por hijo menor de edad al margen de los ingresos. La diferencia es que el conservadurismo polaco tiene raíces católicas y el de Orbán, calvinistas. Este último es el que ha tomado como modelo Abascal.

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