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La incógnita sobre el futuro de Sánchez desconcierta a la UE pero recibe la comprensión de altas instancias en Bruselas | España



La pregunta sobre el futuro de Sánchez que tiene en vilo a España ha desconcertado a las instituciones europeas, pero también ha cosechado una oleada de solidaridad con las circunstancias personales del presidente del Gobierno, no solo de las filas socialistas, sino incluso desde altas instancias de la UE, como la presidencia del Consejo Europeo, ocupada por el liberal belga Charles Michel. “El presidente entiende el alto precio que uno tiene que pagar para seguir en una carrera política”, dicen a EL PAÍS fuentes cercanas a Michel. La repentina decisión de Sánchez de plantearse su dimisión a raíz de la investigación judicial a su esposa ha sorprendido a una Unión Europea. Precisamente en estos momentos la UE está en la antesala de un nuevo reparto de altos cargos que puede verse afectado por cualquier movimiento en las capitales y suscita cábalas sobre una posible nueva etapa europea para el presidente del Gobierno español.

Para los socialistas europeos, cuyo partido y grupo parlamentario han salido en apoyo de Sánchez, sería un duro golpe perder a la silla de otro socialista en el Consejo Europeo tras la salida del portugués António Costa por un caso corrupción que luego se desestimó. Oficialmente, las instituciones comunitarias no comentan un asunto nacional. Pero lejos de los micrófonos, la sorpresa, la incertidumbre y hasta las expectativas se multiplican.

En los pasillos, muchos altos cargos rehúsan a pronunciarse sobre un caso del que, para aquellos que no conocen a fondo la realidad española, lo que permea —y así se ha visto en los titulares de la mayoría de medios internacionales— es que la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, está acusada en un caso de supuesto tráfico de influencias, y no las maniobras judiciales de la maquinaria de la ultraderecha para desestabilizar o incluso derribar al Gobierno, como se asegura en el Ejecutivo español.

Algunos líderes, como el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se han comunicado por mensaje de texto con Sánchez, quien los ha puesto al día de la situación. El belga —que renunció a ir a las listas de su partido a las elecciones europeas y aseguró que tomaba la decisión de renunciar a esa carrera por haber sufrido ataques personales— entiende a Sánchez, afirman fuentes cercanas al presidente del Consejo. “El presidente [Michel] tiene gran respeto y simpatía por el presidente Sánchez y entiende el alto precio que uno tiene que pagar cada vez más para seguir una carrera política”, dicen esas mismas fuentes. La clase política europea está especialmente sensible ante las ofensivas personales a políticos. El verano pasado, la ministra holandesa de Finanzas, Sigrid Kaag, muy bien situada, dejó la política ante las amenazas a su familia.

Sin embargo, públicamente y siguiendo la pauta de no comentar un asunto nacional, los líderes europeos han eludido pronunciarse sobre lo ocurrido con Sanchez, con la excepción del primer ministro de Albania, Edi Rama, que en un largo mensaje en las redes sociales ha mostrado su apoyo al presidente español. “Es un privilegio tener tu amistad y la oportunidad de trabajar contigo en estos tiempos turbulentos para los valores y principios en los que creemos y por los que luchamos”, ha dicho Rama. “Tienes todo nuestro apoyo en estos tiempos donde la resiliencia es necesaria más que nunca contra los mentirosos, difamadores y manipuladores de los hechos de los márgenes de la esfera política y los instrumentos de propaganda”, ha añadido el mandatario albanés.

Quienes no han dudado en cerrar filas con el socialista español son los socialdemócratas europeos. Uno de los primeros ha sido el presidente del Partido de los Socialistas Europeos (PSE), Stefan Löfven, ex primer ministro sueco, que calificó de “alarmante” el hecho de que procedimientos judiciales estén siendo usados como “arma por la extrema derecha para atacar la integridad de políticos y desgarrar la democracia”

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“De lo que uno puede entender en este contexto alarmante, la reacción natural solo puede ser estar con Begoña, Pedro y su familia contra estos ataques maliciosos. Sabemos que Begoña defenderá su honor y cooperará totalmente para aclarar los hechos y defenderse de esas acusaciones. Saludamos su valor y manifestamos nuestra total solidaridad con ella, con Pedro, su familia y toda la comunidad del PSOE”, agregó Löfven en un comunicado.

También lo ha hecho, rompiendo el silencio del resto de miembros de instituciones europeas, el actual comisario europeo de Empleo y Derechos Sociales, Nicolas Schmit. “Pedro [Sánchez] lleva tiempo siendo víctima de viles ataques de la extrema derecha. Estoy con Begoña, Pedro y toda su familia”, ha declarado en las redes sociales. Eso sí, lo ha hecho desde su cuenta en X (antes Twitter) como candidato principal de los socialdemócratas europeos a presidir la Comisión Europea tras las cruciales elecciones de junio, no desde la que maneja como actual comisario.

“Pararemos a la derecha de las mentiras, de las infamias y del odio porque está en juego nuestra Democracia. Estamos contigo Pedro, con nuestro presidente, con el presidente de España”, lanzó la presidenta del grupo de Socialistas y Demócratas (S&D) de la Eurocámara, la española Iratxe García, quien en su cuenta no ha dejado en los últimos días de retuitear los apoyos de otros eurodiputados socialdemócratas europeos como el portugués Pedro Marques o el austriaco Andreas Schieder, así como los mensajes de líderes internacionales a favor de Sánchez, como los de los presidentes Lula da Silva, de Brasil, y Gustavo Petro, de Colombia.

A los apoyos de eurodiputados se han unido otras figuras de la izquierda como el nuevo líder del Partido Socialista portugués, Pedro Nuno Santos: “He tenido la oportunidad de trasladar personalmente al presidente del Gobierno Pedro Sánchez nuestra solidaridad ante los últimos acontecimientos. Su liderazgo contribuye activamente a unas relaciones excelentes entre nuestros países y a una Europa más libre, más justa y más democrática”, ha tuiteado.

Los pasillos europeos no habían acabado de comentar la noticia de la nominación de la vicepresidenta tercera y ministra Teresa Ribera como cabeza de lista del PSOE —una figura muy respetada en la capital de la UE— a las elecciones europeas de junio, cuando el anuncio de Sánchez, un político del que se dice a menudo que es mucho más respetado en Bruselas que en Madrid, abrió repentinamente las quinielas de si el mandatario socialista podría también acabar buscando un puesto comunitario, como la presidencia del Consejo Europeo, ahora en manos Michel, que quedará libre a finales de año.

El de presidente del Consejo Europeo es un cargo que puede entrar, además, en el carrusel de reparto de puestos tras las elecciones europeas, junto con el de la Comisión que con grandes probabilidades se llevará alguien del Partido Popular Europeo —formación a la que todos los sondeos dan como fuerza más votada—, como Ursula von der Leyen. Ahora, los socialistas tienen al alto representante para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, pero algunas voces señalan que en la próxima legislatura el sillón del Consejo debería ir para un socialista. En las quinielas están el ex primer ministro António Costa y la danesa Mette Frederiksen. La hipotética salida de Sánchez, un político conocido y respetado incluso por quienes disienten de su línea política, y de quien se valora su amplia experiencia de gobierno, algo siempre apreciado en Bruselas, lo colocaría en las quinielas. Todo dependerá de qué anuncie y cómo lo haga el lunes. La incertidumbre no gusta en los círculos políticos.

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