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Los sindicatos llaman a paralizar Argentina en rechazo a las medidas de Javier Milei



Los sindicatos de trabajadores intentarán este jueves marcarle un límite al Gobierno de Javier Milei. Lo harán con una huelga general, la segunda desde que asumió el presidente de ultraderecha, en diciembre pasado. La medida de fuerza involucra a las principales centrales obreras del país y cuenta con apoyo político del peronismo y organizaciones de izquierda. En rechazo al desguace del Estado, la reforma laboral y el ajuste que impulsa Milei, los dirigentes sindicales prometen “un parazo” que afectará la actividad del transporte terrestre y aéreo, las dependencias estatales, los bancos, los comercios, la sanidad y de los docentes, entre otros gremios. El Gobierno respondió acusando a los sindicalistas de ser “fundamentalistas del atraso” y anunció que descontará el día no trabajado a los empleados públicos.

La huelga de 24 horas fue convocada por las federaciones obreras que agrupan a la gran mayoría de los sindicatos del país, la mayoría de ellos de origen peronista: la Confederación General del Trabajo (CGT) y las dos ramas de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), enfrentada históricamente con la primera. Las organizaciones ya habían parado y movilizado contra las primeras medidas de Milei, un mes y medio después de su asunción. Ahora, con una declaración conjunta, las tres federaciones llamaron a una huelga general “en defensa de la democracia, los derechos laborales y el salario digno” y cuestionaron duramente a la administración del presidente que se autodefine como “anarco-capitalista”.

“Estamos frente a un Gobierno nacional que promueve la quita de derechos laborales y sociales, que redefine el rol del Estado cerrando y achicando a su mínima expresión importantes dependencias e instituciones que brindan asistencia a nuestra población, generando de esta forma ciento de miles de despidos”, señalaron la CGT, la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma. También alertaron sobre el desfinanciamiento de la obra pública, la seguridad social, la salud, la ciencia y la educación. Y advirtieron que, mientras se liberaron los precios de alimentos, medicamentos y servicios esenciales, los sueldos se ven “disminuidos en su poder de compra” producto de la inflación y las negociaciones salariales son “intervenidas por el Ministerio de Economía, que impide una adecuada actualización”.

El plan de Milei, apuntaron, está provocando “recesión”, “aumentos incesantes” y una “caída en los niveles de actividad económica y los índices de consumo básicos, que, en la práctica, representan una fenomenal transferencia de recursos hacia los sectores más concentrados y privilegiados de la economía”.

El paro nacional comenzará a las cero horas del jueves. Los sindicatos anunciaron que no habrá servicios de autobuses, trenes, taxis, ni subterráneos, por lo que se prevé que la medida tendrá alto impacto. También será afectado el transporte aéreo; las aerolíneas cancelaron y modificaron los vuelos previstos. Los trabajadores bancarios y de comercios confirmaron su adhesión a la huelga, así como también los maestros y el personal de la sanidad. En los hospitales y centros de salud se garantizará la atención de emergencias.

El gobierno de Milei buscó minimizar la huelga y cargó contra la dirigencia gremial. “Paran los fundamentalistas del atraso, los que quieren seguir haciendo de la Argentina un camino de la servidumbre”, dijo el vocero presidencial, Manuel Adorni. El paro general, aseguró, afectará a 6,5 millones de personas que “no van a tener a disposición para ir a sus trabajos el servicio esencial de transporte”. Los sindicatos, insistió, “sólo van a ganarse el desprecio de todos aquellos que quieren y necesitan ir a trabajar”. El portavoz consideró que la medida de fuerza “no tiene una justificación aparente” y ratificó que “a los trabajadores estatales que paren se les descontará el día”. A su vez, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció que la policía garantizará “la libre circulación” e impedirá que se “tomen puentes o corten rutas”, pese a que la convocatoria de las centrales sindicales, a diferencia de la primera huelga general contra Milei, no incluye marchas ni manifestaciones en la vía pública.

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