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Péter Magyar: Un disidente del partido de Orbán desafía al Gobierno húngaro en su peor crisis en 14 años | Elecciones europeas | Noticias


En Hungría, donde el poder se ha mantenido imperturbable en los últimos 14 años, una figura hasta hace nada desconocida está agitando la escena política. Le llaman mesías político y le han apodado Jesús Slim Fit (en referencia a las prendas de corte entallado que suele vestir). Péter Magyar, un abogado de 43 años, hasta febrero fiel miembro del ultraconservador Fidesz, se ha convertido en el mayor rival del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que afronta la crisis más profunda desde que volvió al poder en 2010. El exmarido de la antigua ministra de Justicia, Judit Varga, disfruta de una fulgurante popularidad propulsada por las denuncias de corrupción de un sistema que conoce desde dentro. Uno de cada cuatro votantes, ávidos de una alternativa a Orbán, asegura que tiene intención de votarle en las elecciones europeas de junio, según los últimos sondeos.

En un nuevo desafío al Ejecutivo nacionalpopulista, que tiene entre sus banderas la defensa de la familia tradicional, Magyar convocó a sus seguidores este domingo para celebrar el Día de la Madre y a la vez, apelar al cambio político con una multitudinaria protesta. En una nueva exhibición de fuerza, logró llenar la plaza principal de Debrecen, uno de los feudos de Fidesz a unos 230 kilómetros al este de Budapest. Magyar llegó en tren con su atuendo habitual: camisa blanca, vaqueros entallados y unas Nike blancas. Ante una multitud que coreaba “no tenemos miedo” y “ya estamos hartos”, atacó al Gobierno y a la oposición.

Magyar denunció, como suele hacer, la corrupción del Ejecutivo de Fidesz —por la que la UE mantiene 21.000 millones de euros suspendidos a Budapest— y se preguntó dónde están los miles de millones de euros que el país ha recibido de Bruselas. “La mitad de este dinero podría haberse utilizado para reconstruir Alemania tras la II Guerra Mundial”, dijo, y prometió disolver “la sociedad anónima Orbán-Tiborcz-Mészáros” —los apellidos del primer ministro, su yerno István y su amigo de la infancia Lorinc, el hombre más rico del país, que ha labrado su fortuna en la última década—. “Si tenemos éxito, podemos poner fin a la era que ha convertido a Hungría en el país más pobre y más corrupto de la UE”, proclamó, e instó a lograr el cambio “ahora o nunca”.

La multitud congregada este domingo en Debrecen, en el acto convocado por Péter Magyar.
La multitud congregada este domingo en Debrecen, en el acto convocado por Péter Magyar. Bernadett Szabo (REUTERS)

La carrera política de Magyar arrancó el día en que terminó la de Varga, justo cuando Orbán pensó que había zanjado uno de los episodios recientes más peligrosos para su Gobierno. El pasado 10 de febrero, la entonces presidenta, Katalin Novák, se vio forzada a dimitir por el escándalo que generó un indulto concedido al encubridor de un pederasta. La que era titular de Justicia cuando se otorgó el perdón, que iba a encabezar las listas de Fidesz a la Eurocámara, anunció que se apartaba también de la vida pública. El exesposo enfurecido —con quien comparte tres hijos—, anunció que él también dejaba sus puestos en empresas públicas y empezó a ventilar ese mismo día en varias publicaciones en Facebook detalles sobre la corrupción, el nepotismo y los métodos de presión del sistema político húngaro. Un día después, dio una entrevista en Partizán, un canal independiente de YouTube, que le catapultó.

Magyar señaló sin tapujos a personas del entorno del primer ministro, como Antal Rogán, su jefe de Gabinete y responsable de comunicación y de los servicios secretos, o su yerno, Tiborcz, convertido en uno de los 50 hombres más ricos de Hungría. Dijo cosas como que “la mitad del país está en manos de unas pocas familias” —lo cual vienen repitiendo desde hace años las ONG y la prensa independiente—, pero aseguró que destaparía abusos que tumbarían el sistema. Los húngaros quisieron saber más y desde entonces, su nombre aparece a diario en la prensa nacional.

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El politólogo András Bíró-Nagy, director del centro de análisis Policy Solutions, considera sin lugar a dudas que “esta es la crisis más grave que ha sufrido Orbán”, que empezó con el escándalo de los indultos y se ha intensificado con el ascenso de Magyar. “El Gobierno se ha visto obligado a pasar a la defensiva por un periodo de tiempo sin precedentes y en un momento muy delicado”, señala en relación con las elecciones europeas y las municipales, que se celebran el 9 de junio. La maquinaria mediática bien engrasada de Fidesz y sus políticos han buscado sin éxito pinchar la burbuja: “No saben qué hacer. Han intentado desacreditarle, pero nada ha funcionado”, explica Bíró-Nagy.

La denuncia más grave contra Magyar la lanzó su exesposa el mismo día en el que él difundió un audio de una conversación entre ambos en la que ella desvelaba que personas cercanas a Antal Rogán intentaron interferir en una investigación sobre un caso de corrupción. Varga aseguró entonces que se había visto forzada a mantener ese diálogo porque se sintió intimidada por Magyar, y denunció que había sufrido violencia machista cuando estaban casados, sobre todo en forma de maltrato psicológico. La exministra detalló varios episodios y contó que su entonces esposo —que proviene de una saga familiar de políticos y abogados que incluye a un presidente y un conocido juez—, la menospreciaba por sus orígenes humildes. La denuncia, que él niega, no ha hecho mella evidente en la popularidad ascendente del político. “La gente está tan desesperada por creer en algo que no les importa”, dice Bíró-Nagy sobre esta y otras acusaciones, como que participó en contratos dudosos.

Líder de la oposición en los sondeos

Las encuestas han ido mostrando un avance extraordinario del recién llegado a una velocidad sin precedentes. Después de comprobar su poder de convocatoria con un par de manifestaciones multitudinarias en Budapest, con miles de simpatizantes coreando “Orbán dimite”, el 10 de abril anunció que había registrado el partido con el que concurriría a las elecciones. Tisza (del húngaro Tisztelet es Szabadsag, Respeto y Libertad) se ha convertido en la principal fuerza de la oposición. Un sondeo de la demoscópica Median publicado el pasado lunes le sitúa con una intención de voto del 25% entre quienes tienen previsto participar en las elecciones, frente al 45% de Fidesz —en las elecciones parlamentarias de 2022 obtuvo el 53%—, que se mantiene como primera fuerza. El analista Bíró-Nagy explica que Orbán puede perder algún eurodiputado, pero quien más sufre el fenómeno Magyar, según los sondeos, es la oposición.

Köszönöm, Magyarország! Folytatjuk, április 6-án 15.00 órakor találkozzunk a nemzet főterén és tartsuk meg az utóbbi 14…

Publicada por Péter Magyar en Miércoles, 27 de marzo de 2024

Zsuzsanna Vegh, analista del centro de pensamiento German Marshall Fund, cree que “el hecho de que esté desertando de Fidesz y desafiando cada vez más no solo a ciertos políticos sino al sistema como tal, le otorga un nivel de credibilidad en una parte del electorado”. Los votantes de Fidesz, explica Vegh, profesan un vínculo casi religioso con el partido, aunque hay una parte de que se decanta por la formación de Orbán a falta de alternativa. Esos podrían irse con Magyar. Pero quienes más se están moviendo son los seguidores del partido liberal Momentum y de la formación satírica Perro de dos colas.

El vicepresidente de Momentum, Márton Tompos, reconoce que Magyar ha conseguido generar esperanza y parar una “especie de apatía política” que cundía entre los votantes de la oposición. Lamenta, sin embargo, que el líder de Tisza, en su cruzada antisistema, equipare a la oposición con Fidesz, cuando “él fue un leal servidor del sistema durante 14 años”. Magyar ha trabajado para el Ministerio de Exteriores húngaro y la oficina del primer ministro en Bruselas, además de un banco estatal y una agencia que gestionaba becas para estudiantes.

El nuevo político no ha entrado en grandes detalles sobre su programa, pero Tompos lo describe como “Fidesz 2.0″. La analista Vegh lo define como nacionalista conservador. No ataca a Bruselas y propone unirse a la Fiscalía Europea, pero defiende una Unión que sea una alianza de Estados nacionales fuertes. En otros asuntos como la guerra de Rusia en Ucrania, ha defendido propósitos prorrusos similares a los del Gobierno de Orbán, pero después se ha desdicho. En política nacional es donde se desmarca del partido de Orbán, como admite Tompos, con sus denuncias “contra la captura del Estado, el hecho de que Fidesz gobierna y posee el país”. Promete además invertir en sanidad y educación.

Es sobre todo con el mensaje de “rebelión frente al Estado mafioso”, como lo define el vicepresidente de Momentum, con el que está consiguiendo atraer votantes. Magyar tiene carisma, es profesional y es un gran comunicador que está recorriendo el país y congregando audiencias respetables incluso en zonas rurales, como se ha visto este domingo en Debrecen. La próxima cita es el 8 de junio en Budapest, un día antes de las elecciones a la Eurocámara, cuando espera que el apoyo se concrete en votos. Quién financia todo ese trajín y si conseguirá mantener este nivel de excitación para llegar a las elecciones de 2026, cuando quiere desalojar a Orbán del poder, son preguntas por ahora sin respuesta. Enfrente tendrá el firme poder del sistema, que según medios húngaros, ya está investigando si ha recibido financiación extranjera.

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