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El PP asume que los catalanes quieren “pasar página” y aparca el rechazo a la amnistía en la campaña | Elecciones en Cataluña 12M



En los mítines del PP en Cataluña que comparten el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, y su candidato al Parlament, Alejandro Fernández, el PSC merece muchos más ataques que los independentistas catalanes. Y la amnistía a los líderes del procés, contra la que el PP ha cabalgado toda su estrategia nacional durante el último medio año, apenas recibe una referencia velada, también para criticar al PSOE. En el mitin de este domingo en Salou (Tarragona), el líder del PP solo mencionó una vez la medida de gracia, cuestionando que el PSOE “les dio [a los independentistas] todo lo que querían, como la amnistía”, dijo en un discurso de 20 minutos. Fernández, por su parte, directamente ninguna.

El acto de Salou no es una excepción. El esquema se repite en todos los mítines de los populares en Cataluña, donde el rechazo a la amnistía es tangencial o ni existe. La estrategia, coordinada entre el PP catalán y Génova, tiene derivadas, además, en la política nacional. Así, los populares han sacado del periodo electoral el gran debate en el Senado sobre la medida de gracia ―la Mesa aprobó este lunes que se celebre el día 14 de mayo, dos días después de las elecciones catalanas― y han pospuesto su nueva manifestación ― “contra la ley de amnistía, los bulos de Sánchez y la corrupción socialista contra el Gobierno”, dice la nota de prensa del partido― a la campaña europea (el 26 de mayo). La clave es que el PP catalán, según fuentes del partido, asume que “la mayoría de los catalanes quieren pasar página” del procés, incluido el perdón a los independentistas.

Estas fuentes del PP catalán reconocen, por tanto, que el partido no debe ejercer permanentemente de agorero, aunque crea que los independentistas lo volverán a hacer. Así que la amnistía “no es el eje del discurso”. Otras fuentes del PP en Cataluña reconocen sentirse “incómodos” si el partido se centra en el rechazo a la medida de gracia, porque eso les ahuyenta el voto de independentistas que apuestan por el PP en las elecciones municipales. Según el barómetro del Centro de Estudios de Opinión de Cataluña (el equivalente al CIS) del pasado noviembre, el 60% de los catalanes comparte la concesión de la amnistía para los líderes del procés. Incluso entre los votantes del PP, según el mismo estudio, un 40% no se opone frontalmente.

Estrategia electoral

El PP no habla de la amnistía en la campaña en Cataluña, igual que apenas se refería a Bildu y a ETA en la campaña en el País Vasco. De forma paradójica, los populares centran su estrategia nacional en estos debates desde Madrid y luego los soslayan en los territorios directamente afectados, con posiciones más contemporizadoras. Esta táctica, sin embargo, tiene detractores en el PP. El ala dura de los populares criticó esa apuesta tras los resultados en el País Vasco (en los que el PP creció solo un escaño, mientras Bildu empató en diputados con el PNV) y lamentó que el partido no hubiera “insistido más en el discurso ético” y permitiera el “blanqueamiento de Bildu”, como dijo la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, entre otros dirigentes.

Detrás de la decisión del PP de orillar a Bildu en la campaña vasca se escondían razones de estrategia electoral, porque los populares trataban de evitar que se activara un voto útil hacia el PNV. En Cataluña, además del reconocimiento de que la mayoría de los catalanes comparte la amnistía, el PP también afronta otro problema: el de que si agita demasiado las pasiones contra el independentismo, el beneficiado puede ser Vox. “El problema de movilizar demasiado a la derecha es que voten a Vox”, admite un dirigente del PP catalán.

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Este inconveniente no es menor porque los populares libran una batalla a cara de perro para dar el sorpasso a los ultras en las elecciones catalanas. Para ello necesitan multiplicar por cuatro sus tres escaños en el Parlament, por los 11 diputados con los que parte Vox. Hasta ahora, la mayoría de las encuestas otorgaba al PP una cómoda superioridad sobre el partido de la extrema derecha, pero en los últimos sondeos esa diferencia se ha ido estrechando o incluso se ha dado la vuelta (en el de 40 dB. para EL PAÍS, el PP lograría 13 escaños, por 10 de Vox), cuando todavía falta la recta final de campaña.

En cambio, el PP centra su discurso en Cataluña en el antisanchismo (para tratar de arañar votantes descontentos con Pedro Sánchez al PSC), en la inseguridad ciudadana y en la okupación. Vox también ha alterado el suyo y ha agudizado su islamofobia para competir por primera vez con otro partido xenófobo (aunque de corte independentista), Aliança Catalana. Santiago Abascal ha hecho suyo el rechazo al velo musulmán y ha atizado el miedo a la inmigración. Los populares no llegan tan lejos, pero también han lanzado críticas contra este fenómeno. Este pasado sábado, en Badalona, el único municipio de más de 100.000 habitantes gobernado por el PP en Cataluña (bajo el mandato de Xabier García Albiol), Feijóo propuso “una Cataluña que no sea ambigua ante el problema de inmigración irregular”, mientras Fernández apostó por “tolerancia cero con los okupas y con los inmigrantes irregulares”. Los populares también se abonan al discurso duro, salvo ahora contra el independentismo y la amnistía.

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